En los centros de secundaria, la orientación profesional debe actuar con un carácter proactivo, desterrar la acción puntual en los cursos terminales y pasar a ser un proceso continuo de acompañamiento y mediación.
Orientación educativa a jóvenes de nivel secundaria.
Los jóvenes, se caracterizan por la búsqueda de identidad personal y social, por esta razón, en esta fase de su vida, la orientación debe acompañarlos a identificar los cambios que están forjándose en su entorno cultural, social, económico y natural, y mediar para que éstos tomen conciencia de su propia identidad; propiciando que sean ellos mismos, los agentes activos de su propio cambio y facilitando la adaptación a nuevas situaciones y exigencias que provoca la transición a la vida activa.
La orientación busca la reflexión en tres campos temáticos referentes a la situación del adolescente y su transición a la vida adulta, los cuales son: · La conservación de la salud y la prevención de las enfermedades, en particular de las que se relacionan con las adicciones a sustancias tóxicas. · El desarrollo de su sexualidad y su ejercicio responsable. · Las oportunidades de estudio y de trabajo que permiten al estudiante la realización de sus potencialidades y preferencias.
La orientación apoya al alumno a alcanzar su autorrealización, lo ayuda a que conozca sus fortalezas y oportunidades para que las contraste con sus debilidades y amenazas del exterior (sus determinantes sociales) y de esta manera el alumno pueda responder a los cuatro interrogantes básicos del proceso de orientación: ¿quién soy? (autoconocimiento, determinantes personales), ¿dónde estoy? (determinantes sociales), ¿qué hacer? (toma de decisiones) y ¿cómo hacerlo? (proyecto profesional y de vida).
La orientación apoya al alumno: a estimular el desarrollo de ciertas competencias para afrontar cualquier situación que implique un cambio o transformación en su trayectoria vital, ya sea en el contexto académico, profesional o puramente personal; a que sepan orientarse a ellos mismos y aprender a tomar decisiones para ser capaces de afrontar cada una como un paso más en el proyecto vital; a desarrollarse de manera integral, comprensiva, diversificada e intercultural; a prepararse para la vida y en la vida, así como para su inserción profesional; a que sepa cómo evitar conductas problemáticas (absentismo, abandono de los estudios, conductas antisociales) y le ofrece itinerarios alternativos; a que desarrolle competencias y recursos adecuados y pertinentes para equilibrar la indecisión de la etapa en la que viven y generar una actitud proactiva, para desenvolverse en la complejidad y la inestabilidad del sistema al que pertenecen; a generar en ellos un estado de conciencia más global e integrador de su realidad, para estar en consonancia con todo lo que les rodea y generar una nueva forma de pensar que haga frente a la creciente complejidad de su mundo relacional, los cambios y la imprevisibilidad.
La orientación también apoya a los alumnos a que obtengan los elementos de reflexión para madurar personal y vocacionalmente; a que desarrollen habilidades de comunicación, trabajo en equipo, capacidad de iniciativa, liderazgo, hábitos de trabajo, capacidad de aprendizaje, flexibilidad, adaptación, versatilidad, renovación, gestión del conocimiento, etc. La orientación apoya a los jóvenes para la toma de decisiones mediante la planificación de un proyecto profesional y de vida, que lo conduzca a tomar decisiones autónomas y responsables basadas en la adecuación de las características y expectativas personales y los requerimientos de las opciones académicas y laborales que se le ofrecen. Esto requiere madurez que incluye procesos de identidad personal, saber pensar, organización adecuada de la información, autonomía y toma de decisiones.
La orientación también ayuda a los jóvenes a analizar y valorar la información de la que dispone (sobre sí mismo y el entorno), para tomar decisiones adaptadas a su situación y circunstancias. La orientación apoya a los jóvenes a ser estratégicos, dinámicos y flexibles, abiertos a nuevos aprendizajes y competencias para que sean capaces de desenvolverse en contextos diferentes y realidades distintas; y a atender problemas de forma oportuna, para evitar la deserción escolar, las dificultades en el aprendizaje, los accidentes, las lesiones, las enfermedades, el embarazo precoz o incluso la pérdida de vidas humanas.
La orientación educativa apoya a los docentes de nivel secundaria.
La orientación ayuda a los profesores de nivel secundaria a que ejerzan su labor como agentes de cambio mediante un proceso de acompañamiento al adolescente para favorecer sus decisiones reflexivas, autónomas y críticas dentro de su contexto social. El docente debe estar al tanto de los acontecimientos culturales, socioeconómicos, políticos, laborales, etc., "porque para orientar no son suficientes los conocimientos derivados del ámbito psicopedagógico, es necesario también indagar hacia dónde y hacia qué orientamos. Es necesario un análisis de la realidad para comprenderla, interpretarla y, si es preciso, subvertirla" (Santana Vega y Álvarez Pérez, 1996, p.71). El docente debe incorporar el constructivismo a la orientación profesional, con el objetivo de que sea el alumno el que organice y dé sentido a su experiencia a lo largo del tiempo, promoviendo la reflexión sobre las implicaciones del autoconocimiento.
La orientación apoya a los docentes a saber tomar medidas y recursos científicamente organizados y fundamentados para prevenir la ocurrencia de hechos y la aparición o agravamiento de situaciones que afecten la formación y desarrollo integral de la personalidad de los educandos.
La orientación apoya a los docentes para que sepan desarrollar entrevistas significativas de orientación a los padres de familia, seleccionando el momento y lugar adecuado para realizarlas.
La orientación apoya a los docentes para que se apoyen en métodos psicológicos bien estudiados y bien utilizados, para que sepan hacer un acompañamiento significativo al alumno o a los padres de familia, mediante un uso profesional de su comunicación, sus gestos, una comprensión empática, un apoyo emocional, una persuasión, sugestión, etc.
La orientación apoya al docente para que sepa dar ayuda psicológica desde un enfoque personalizado a los alumnos que incumplen sus deberes escolares, que presenten algunas manifestaciones llamativas en su desarrollo psíquico, con necesidades educativas especiales de cualquier tipo y en particular ante los trastornos afectivos conductuales, lo cual debe realizarse con la participación del grupo o colectivo escolar y pedagógico, la familia y la comunidad.
La orientación apoya al docente a saber emplear las técnicas y vías para influir sobre las actitudes de los alumnos y modificarlas de forma favorable. Las actitudes son aprendidas o adquiridas en la experiencia personal del sujeto, condicionan y transforman las futuras experiencias, manifestándose en la actividad de la persona; son procesos que se estructuran en la psiquis y que están formados por los componentes afectivo, cognoscitivo, y conductual. Los educadores deben atender el proceso de modificación de las actitudes de forma especial y más aún ante las manifestaciones de agresividad en cualquiera de las formas o contextos donde se produzca.
La orientación apoya al docente a que asuma y obtenga un papel activo en la elaboración del proyecto profesional de cada estudiante para que se conviertan en ciudadanos autónomos y responsables, capaces de responder a las necesidades de un mundo profesional y social en constante transformación. La orientación apoya al docente a que sepa cómo darle al alumno un desarrollo integral, mediante el abordamiento de manera conjunta, interdependiente y convergente de los diferentes escenarios del joven: estudios, familia, aficiones, amigos, ocio, etc. La orientación apoya al docente a guiar a los alumnos hacia la adquisición y dominio de capacidades y competencias implicadas en la toma de decisiones y en la exploración y conocimiento de sí mismos, así como la implementación de iniciativas que promueven el conocimiento y el contacto del alumnado con el mundo sociolaboral.
La orientación también apoya al docente a potenciar al máximo las competencias de cada estudiante; promover el desarrollo de un proyecto integrado de vida; facilitar que los estudiantes aprendan a desenvolverse en los diversos roles que deben desempeñar a lo largo de su vida y prepararlos para sus momentos de transición. Para llevar a cabo una orientación oportuna al alumno, es necesario que el docente lleve a cabo un análisis de la historia académica de éste y que identifique sus expectativas y las de su entorno.