La conducta varía sustancialmente en niños de primaria quienes van descubriendo nuevas fuentes de desarrollo para sus fuerzas cognoscitivas y morales. El nivel primario comienza con niños y niñas de seis años de edad y termina con preadolescentes de doce años de edad. Esto la particulariza como la etapa con mayor diversidad en el desarrollo psíquico de los sujetos. La orientación educativa en esta etapa permitirá una preparación eficaz de los niños para su posterior actividad de estudio y actividad laboral futura.
Orientación educativa a niños de nivel primaria.
En la clase se debe lograr la integración de procesos instructivos y educativos con el método de inserción de la orientación en el proceso de enseñanza-aprendizaje, posibilitando el entrenamiento continuo en técnicas y métodos de estudio y desarrollo de habilidades cognitivas vinculadas con la formación del pensamiento reflexivo. La orientación apoya a los alumnos estimulándolos mediante procesos que configuran su pensamiento reflexivo, tales como: la motivación intrínseca por la actividad de estudio, la autoestima, la generación de expectativas y referentes significativos como pautas y modelos de actuación. La orientación también apoya al alumno estimulando y reforzando su reflexión mediante el análisis de las condiciones de la tarea y de las alternativas de solución.
La orientación apoya a los alumnos de primaria: en la prevención o detección tempana de dificultades del aprendizaje y a que empleen las medidas correctoras oportunas; a potenciar el desarrollo de hábitos básicos de autonomía, así como la adquisición de aprendizajes instrumentales básicos, estrategias de aprendizaje y técnicas de trabajo intelectual; a que tengan una educación equitativa, igualitaria e inclusiva impulsando medidas organizativas y curriculares que posibiliten la atención a la diversidad; a lograr la autocomprensión y autodirección necesarios para conseguir el máximo ajuste consigo mismo, con el centro docente, con la familia y con la comunidad; a que se desarrollen a través de un oportuno currículum integral; a que se desarrollen íntegramente para que logren adaptarse al contexto escolar e integrarse a su grupo. La orientación apoya a los alumnos de primaria en su socialización y su transición entre etapas educativas; detectando las dificultades y las necesidades especiales que puedan presentar los alumnos, esto mediante un seguimiento del proceso de aprendizaje de cada uno. La orientación también ayuda a los alumnos de primaria mediante el establecimiento de vínculos de colaboración y cooperación entre el centro y sus familias y el entorno, para elaborar respuestas educativas ajustadas a sus peculiaridades y necesidades; y apoya a los alumnos a formarse como individuos sanos emocionalmente para que superen todo tipo de barreras sociales, culturales y económicas, que tengan la capacidad de estar seguros de sus actuaciones, mostrar autocontrol, tener hábitos y disciplina bien forjada y ser capaces de comportarse y vivir en comunidad.
La orientación educativa apoya a los docentes de nivel primaria.
En la etapa de Educación Primaria los maestros y maestras son los responsables de la orientación del grupo de alumnos/as a través de la acción tutorial, que se integra en la función docente. Los docentes de la etapa de primaria deben recibir la formación y el apoyo necesario para realizar una adecuada labor de orientación del alumnado, ya que el docente debe interesarse y ocuparse por el alumno como ser humano y no tan solo como aprendiz. La orientación apoya a los docentes para que le proporcionen una educación integral a los alumnos y una oportuna inserción social.
La orientación también apoya al docente a adecuar la enseñanza, las programaciones y la evaluación a la diversidad del alumnado mediante: evaluaciones iniciales para ajustar la programación y la distinción en la programación de objetivos y contenidos prioritarios y básicos del ciclo. Todo esto supone una aplicación del modelo curricular flexible (deben permitir los ajustes necesarios para ir adecuándolos a las necesidades detectadas) y el conocimiento del alumno para saber cuáles son sus capacidades, sus conocimientos previos, su estilo de aprendizaje, sus intereses y motivaciones, etc. esto mediante entrevistas de tutoría, informes anteriores, observación incidental o sistemática, análisis de las producciones, pruebas de evaluación inicial, pruebas psicopedagógicas estandarizadas, etc., después se debe sintetizar la información disponible sobre el alumno y sacar conclusiones prácticas de la información para individualizar la enseñanza y mejorar la educación integral.
La orientación apoya la docente a llevar a cabo un seguimiento personalizado del alumno con un enfoque preventivo que evite la aparición de disfunciones y desajustes. Esto mediante la recogida y registro de información de forma sistemática y continua; la comunicación personal frecuente; la valoración de los progresos académicos y personales del alumno; aconsejándolo o ayudándole a analizar y resolver los problemas que puedan surgir tanto de tipo académico como personal o de integración y ayudándolo a establecer expectativas favorables ajustadas a sus potencialidades y circunstancias que propicien una exigencia realista, así como mostrando confianza en sus posibilidades para propiciar a que mejore su autoconcepto, aumente su confianza, seguridad y motivación.
La orientación ayuda al docente a saber tener una coordinación eficiente con la familia del alumno trabajando en conjunto para realizar el cambio o fortalecimiento de aquellas actitudes que favorecen la buena marcha escolar del alumno, y saber capacitar a los padres para el ejercicio de sus tareas educativas mediante la promoción de escuelas para padres. También lo ayuda a saber tener coordinación con docentes que inciden sobre un alumno o un grupo de ellos, para atender a las necesidades del alumnado buscando la complementariedad de perspectivas de los distintos profesionales que intervengan.
La orientación apoya a los docentes a saber cómo atender a los alumnos que presenten necesidades educativas especiales buscando la optimización de los recursos y la máxima integración del alumnado. Esto mediante la identificación de las necesidades educativas del alumnado; la toma de decisiones sobre la modalidad de escolarización; la organización de la respuesta educativa, tanto en los aspectos curriculares como organizativos; la realización de un seguimiento de los alumnos; la coordinación de recursos para atender al alumno con la necesidad especial y finalmente mediante la evaluación de la respuesta educativa. La orientación también apoya al docente a saber atender a alumnos que debido a sus condiciones familiares y socioculturales se encuentren en desventaja educativa; es decir, que presenten necesidades educativas derivadas del entorno en el que se desenvuelven definidas como actitudes de rechazo o falta de motivación por los aprendizajes escolares, escasez de conocimientos escolares previos, etc.
La orientación ayuda al docente a saber propiciar un clima de clase adecuado para la convivencia y el trabajo escolar buscando la aceptación de todos los alumnos, esto mediante el conocimiento de las características del grupo-clase; el mantenimiento de una comunicación fluida y la programación de actividades que propicien la integración y cohesión del grupo de alumnos. Un buen clima de clase favorece la autoestima, la responsabilidad, las actitudes favorables hacia el trabajo escolar, genera hábitos de estudio, autonomía, colaboración solidaria y afán de superación.
La orientación también apoya al docente para que sepa favorecer el paso de los alumnos de un ciclo a otro y de una etapa educativa a la siguiente, mediante el traspaso de información de unos profesores a otros, el mejoramiento de la coordinación y el estudio y toma de decisiones sobre la promoción de los alumnos.
La orientación apoya al docente a saber intervenir como mediador en conflictos entre padres e hijos, entre familia y centro escolar, entre alumnos entre sí, entre alumnos y profesores, etc., buscando siempre una salida airosa a los mismos. La orientación también apoya al docente para que sepa dar respuesta a las necesidades educativas del alumnado, como por ejemplo, a problemas de aprendizaje, de adaptación al entorno escolar y de pequeños desajustes afectivos y emocionales y familiares que repercuten en la marcha escolar del alumno, etc.