La familia es el primer medio en que se desenvuelve el niño, por ello, debe estar preparada para ofrecer una formación integral a sus hijos. Los padres y las madres deben preocuparse por el desarrollo de sus hijos en todos los aspectos, deben procurarle una alimentación adecuada, vivienda, abrigo, ejercitación física y cuidado frente a peligros y enfermedades, para lograr en ellos un desarrollo físico pleno; así como también deben hacer de ellos personas seguras, confiadas, que se sientan queridas y con una adecuada autoestima, para que desarrollen sus potencialidades. Para lograr esto se les debe proporcionar estabilidad y la delimitación de normas claras y estilos adecuados de crianza. Los padres y las madres son responsables del proceso de crianza efectivo que comienza desde el nacimiento de los hijos y necesitan de una ayuda orientadora que propicie en ellos la adquisición de nuevos aprendizajes para enfrentar su función educativa.
La orientación apoya a los padres y madres de familia para que sepan cuáles son sus funciones y deberes en la crianza de los hijos e hijas; cómo poner límites; cómo llevar a cabo el ejercicio de la autoridad; cómo evitar que los eventos de su vida pasada se reactualicen negativamente en el proceso de crianza de los hijos e hijas, etc. Es de gran necesidad que estas temáticas sean abordadas en procesos formativos con padres y madres, sobre todo en las primeras etapas evolutivas de la vida de los hijos.
La orientación se le puede otorgar a los padres y madres de familia a través de espacios psicológicos como en talleres o escuelas para padres, en las cuales tengan la posibilidad de intercambiar experiencias, depositar inquietudes y realizar reflexiones sobre las problemáticas esenciales del desempeño del rol de padre y madre característico en la comunidad; donde puedan reflexionar sobre cómo ayudar al aprendizaje y orientación de sus hijos e hijas, esto mediante la información de todos aquellos asuntos que afecten a la educación de éstos; en este espacio los padres o tutores, también, pueden repensar a través de qué hechos cotidianos se están generando procesos favorecedores de inmadurez en los niños o jóvenes y a través de cuáles situaciones alternativas se puede facilitar el desarrollo de seres más autónomos y dueños de su vida.
La orientación apoya a los padres y madres a saber establecer límites (que favorecen las relaciones entre padres e hijos, contribuyen a la madurez y a la creación de buenos patrones de conducta) de forma conversacional con argumentos claros y precisos. La orientación apoya a la familia a saber qué hacer cuando aparece la desobediencia de los hijos y cómo ejercer debidamente la autoridad (que posibilita en los niños o jóvenes un desarrollo adecuado y saludable) evitando prácticas falsas de la misma, como son: a través de la represión (golpes y castigos), del razonamiento teórico que no concuerda con el grado de madurez del niño o joven, del distanciamiento (por ejemplo: el padre es el que manda y las órdenes se transmiten a través de la madre), del soborno (la obediencia se compra con atenciones y regalos), del amor (pedir todo en base al amor procesado), o de la amistad (aspiración a ser amigo de los hijos). La orientación apoya a los padres de familia para que puedan ser democráticos y afectuosos, que puedan ser capaces de que reforzar el comportamiento positivo del niño o joven e intentar evitar castigo, ser atentos a sus necesidades, lo cual implica control y dirección a partir de sentimientos, puntos de vista y capacidades evolutivas. La orientación apoya a los padres de familia para que en la relación con sus hijos prevalezca el diálogo y los “por qué” de controles con castigos, así como la escucha de los argumentos del niño o del joven y las disculpas ante errores cometidos. La orientación ayuda a los padres para que sean capaces de educar correctamente a sus hijos en correspondencia con las características de la etapa de desarrollo del niño o joven y de acuerdo a sus necesidades y posibilidades. La orientación apoya a los padres y madres de familia a saber cómo potenciar en el niño o joven un crecimiento personal que conlleve a proporcionar una autonomía, coherencia, autenticidad y protagonismo.
En el hogar educa a los hijos, desde las condiciones económicas materiales, hasta el tono de la voz, la forma de mirar, el contenido de las conversaciones y el ambiente afectivo. La familia es un espacio permanente de la enseñanza y aprendizaje. La orientación también apoya a la familia a identificar las deficiencias, problemáticas o dificultades en el funcionamiento familiar y su repercusión desfavorable en los niños y adolescentes; apoya a resolver situaciones familiares inadecuadas, dificultades en la educación familiar, disfuncionalidades en la dinámica familiar, violencia familiar, desventajas sociales en la familia, etc. Es imprescindible que la familia tome conciencia de que es insustituible y que para obtener buenos resultados en la educación de los hijos, es imprescindible prepararse.